ENCUENTROS LUMINICOMINOSOS (EXTREMEÑOS)


Yo soy un gran escritor. Yo tengo un hermano. Mi hermano tiene un amigo. Su amigo es una de mis personas preferidas bajo el cielo. El amigo del hermano del gran escritor tiene además el nombre preferido de todos los famosos de el AT. Moisés. Moisés, todo el mundo lo sabe, es extremeño. Algunos además sabemos que se subía y se bajaba en bici o a pie desde SM al Pantano. Otros más sabemos que Moisés agacha el lomo en las lindes y en las siembras. En las líneas de cereros y de almendro, las de olivo, o vestido de pingüino con guantes, entre línios de mesas de mantel blanco y puro no se puede oiga, cómo no se va a poder que es la boda de mi sobrina. En lo que salga. Volviendo al campo, 5 ó 6 sabemos que, de lo que coge cuando toca, rellena cajas de cuidada selección que luego recibimos. Sólo yo sé el placer que siente el gran escritor que coprotagoniza este texto cuando mete un buen puñado de cerezas del amigo de su hermano, que ya es por supuesto amigo suyo y del lector, en un cuenco grande de cristal lleno de agua fresca del grifo. Cerezas de Moisés cogidas en el valle del Jerte. Perfectas, dentro del agua que a su vez está contenida dentro del cristal. Del límpido cristal, diría el fantástico escritor si tuviese menos vergüenza. Cerezas del valle del Jerte que elige para tí el muchacho compacto y enérgico que subía y bajaba del Pantano para ver a tu hermano. Tremeño, primo. Y un día llega el rey de Extremaydura y hace una canción (porque todos sabemos que el rey de Extremaydura es del palo de David en el AT, que le da a las Mañanitas y al Cantar de los Cantares, que es una versión antigua de la Torre de la Canción), y no os lo vais a creer, pero el hermano del magnífico escritor se llama como el rey bíblico que mató al gigante. David, sí, David. Y la Canción del rey David de Extremaura, que todo el mundo sabe que se llama Roberto, parece estar hecha aposta para este muchacho, Moisés, que nos trae las cerezas preferidas. No miento. Pon otra. Esta sólo es la primera, Sí, larga y dura como una sobremesa en un yermo en la tierra de conquistadores, etcétera, etcétera, etcétera